miércoles, 7 de enero de 2015

Porno Amateur

Eva reparte faxes con la cara lavada, recoge su melena en una cola de caballo y viste de vaquero y camiseta de algodón. Eva se perfuma con colonia de bebé que despierta los instintos paternales y, por las mañanas, aparece en la oficina envuelta en un halo de talco, abeja reina del panal de ese reducido enjambre de muchachas que, a cualquier hora del día, parecen recién duchadas.

Llevo cinco meses y dos semanas y media soñando con Eva aqui, conciliando el sueño a base de contar las pecas de sus hombros en lugar de corderitos, cayendo una vez tras otra en el pozo de unos ojos que se achican de manera inteligente cuando reflexionan. A lo largo de este tiempo, el canto de sirena de su voz se ha convertido en el hilo musical de mi Porno Amateur.

Y todo desde que el diciembre pasado, en la barra del antro al que algunos compañeros acudimos tras la cena de Navidad de la empresa, me eché a llorar como un niño por ignoro qué tragedia de borracho. Entonces, antes de que pudiera darme cuenta, Eva, sentada a mi lado hasta ese instante, se puso de pie para, a continuación, inclinarse sobre mí y darme un beso en la frente. Ninguna otra mujer que no fuera mi madre me había besado jamás de una forma parecida.

A partir de aquella noche, en mi muñeca se ajusta un reloj de manecillas clavadas en las 00:43, la hora a la que Eva me hizo adicto a su persona y devoto de unos besos leer mas.

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